Les gustaba pasear en un barco muy cómodo y comer ricos postres en enormes copas de colores, el postre constaba de bizcochuelo helado adornado con cerezas, frutillas y obleas. Ese barco era el Calypso, invitaban allí a quien consideraban que había hecho algo importante, para dialogar y aprender de él, en esta ocasión paseaba con ellos Enrique Febbraro, quien había buscado un lugar en el calendario para homenajear a los amigos.
Purpurina le explicó que el Calpyso no era un barco común, era un ser viviente que los conduciría sin falta al puerto de la victoria, contra viento y marea continuarían avanzando guiados por la estrella de la esperanza para conducir a todos los pueblos del universo hacia la victoria y ayudarlos a atravesar los mares del sufrimiento.
Argonauta presuroso por comenzar el diálogo hizo la primer pregunta: ¿Cómo se le ocurrió lo del día del amigo?
Febbraro: Yo trabajaba en radio Argentina y quería agradecer la enorme cantidad de cartas que llegaban a mi programa, busqué en el calendario y no había ninguna fecha de la amistad.
Pompilo: ¿Porqué eligió la llegada del hombre a la Luna?
Febbraro: Porque ese 20 de julio de 1969, desde la tierra se experimentó una profunda solidaridad y todos se sintieron amigos de los que estaban tan distantes y aunque fue un hecho científico alucinante también tenía un mérito poético.
Argonauta: ¿ Cómo logró internacionalizar su invento, qué el mundo se hiciera eco de ese homenaje a la amistad?
Febbraro : Mandé a imprimir mil tarjetas a amigos y conocidos de todo el mundo, como no sabía el día que se se realizaría el alunizaje no hice imprimir la fecha y la escribía a mano a último momento. Más de seiscientas personas respondieron y propusieron universalizar la celebración.
Pulposol fue el primer en darle un fuerte abrazo al mismo tiempo que exclamaba: ¡Don Enrique ya todos lo consideramos nuestro amigo! Saquémonos una foto conmemorativa para eternizar este cálido instante, y le pidieron a Elena Kalis, la fotógrafa del mar, que les tomara una foto.
Don Enrique se disculpó: Bueno, hermosas fotos y les agradezco a todos la invitación, pero debo irme para llegar a horario a una reunión de poetas y bohemios amantes del tango en el Café Tortoni de la ciudad de Buenos Aires.
Lo pasó a buscar Altazor, el hombre que vuela en paracaídas,
Pompilo le hizo la última pregunta: ¿Con qué frase definiría la amistad?
Desde las alturas les contestó: «Si llueve comparto mi paraguas. Si no tengo paraguas, comparto la lluvia» Mientras los saludaba agitando su mano, el grupo de amigos les devolvió el saludo y en sus rostros se dibujaron sonrisas.
Salto 6 de «Rayuela de Cefalópodos» del cuento Julia y el Argonauta de Papel
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